Como manejar la sensación de Soledad en épocas de aislamiento social Copy

¿Es la soledad un producto del aislamiento social? No, son cosas muy diferentes. Pero, ¿puede el aislamiento social estimular la sensación de soledad en las personas? Lamentablemente si y principalmente en aquellas que viven solas, están expatriadas, son inmigrantes o se encuentran en el grupo de riesgo del COVID19 (mayores de 60 años).

La Soledad puede generar una herida emocional profunda, que distorsiona nuestras percepciones y altera nuestros pensamientos, que nos hace pensar que le importamos menos a las personas de lo que es en la realidad; y muchas veces nos genera miedo de aproximarnos a los demás por temor a exponernos demás al rechazo.

Este miedo se ve estimulado al no sentirse parte de una cultura o del grupo social que hacemos parte, o que ya no poseemos valor social en la comunidad/sociedad (como es el caso de algunos adultos mayores).

La soledad es totalmente subjetiva y está relacionada con cuanto usted se sienta emocional y socialmente desconectado de su entorno; no tiene a ver con cantidad de personas que están a su alrededor.

Los números son alarmantes cuando hablamos del impacto en la salud de la desconexión social. La Profesora de psicología y neurociencia Julianne Holt-Lunstad, PhD,  de la Universidad de Brigham Young, dice que:

• La falta de conexión social aumenta los riesgos para la salud tanto como fumar 15 cigarrillos al día o tener un trastorno por consumo de alcohol.
• Descubrió que la soledad y el aislamiento social son dos veces más perjudiciales para la salud física y mental que la obesidad (Perspectives on Psychological Science, Vol. 10, No. 2, 2015). 

  Según estudios la sensación de soledad aumenta 14% las probabilidades de muerte prematura, aumenta la presión sanguínea, el colesterol y reduce la actividad de nuestro sistema inmunológico.

Pero, ¿Está realmente aumentando la soledad, o es una condición que los humanos siempre han experimentado en varios momentos de la vida?

La soledad es una experiencia que ha existido desde el principio de los tiempos, y todos lidiamos con ella, según Ami Rokach, PhD, instructora de la Universidad de York en Canadá y psicóloga clínica. “Es algo con lo que cada uno de nosotros lidia de vez en cuando”, explica, y puede ocurrir durante las transiciones de la vida, como la muerte de un ser querido, un divorcio o un traslado a una nueva ubicación. Los investigadores se refieren a este tipo de soledad como soledad reactiva.
La cuestión es que la soledad no se torne crónica, según la psicóloga Louise Hawkley, PhD, dice que ésta es más probable cuando las personas carecen de los recursos emocionales, mentales o financieros para satisfacer sus necesidades sociales o no tienen un círculo social que pueda proporcionar estos beneficios.

Hawkley, dice que la soledad puede causar estragos en la salud física, mental y cognitiva de un individuo (Philosophical Transactions of the Royal Society B, Vol. 370, n. 1669, 2015).

Y señala evidencia que asocia el aislamiento social percibido con consecuencias adversas para la salud, que incluyen depresión, mala calidad del sueño, función ejecutiva deteriorada, deterioro cognitivo acelerado, función cardiovascular deteriorada e inmunidad deteriorada en todas las etapas de la vida.

Por otro lado, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Florida también descubrieron que la soledad está asociada con un aumento del 40% en el riesgo de demencia de una persona (The Journals of Gerontology: Series B, en línea 2018).

Desde que entramos en cuarentena la población entera entró en aislamiento social que puede potencializar la sensación de soledad, aumentar nuestro envolvimiento social necesita de un poco más que creatividad y apoyo de la tecnología, que afortunadamente ya contribuye bastante bien.

Necesitamos abordar esos sentimientos de soledad desde adentro a través de técnicas que nos ayuden abordar esos pensamientos negativos donde la sensación de soledad aparece.

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La salud psicológica es tan importante, cuanto la física. Cuide de ella, tanto de forma correctiva como preventiva. Equípese con herramientas para manejar las heridas emocionales de manera más saludable.